Por: Fabio Andrés Montoya. Director Ejecutivo de Interactuar
En medio del panorama político poco se ha hablado de la Misión de Empleo y su informe de resultados, y mucho menos sobre la relación del empleo con la microempresa, temas estructurales para la agenda de desarrollo del próximo presidente.
En Colombia, la generación y calidad del empleo va de la mano con la microempresa. Según la Misión de Empleo, 97% de las empresas tienen entre 1 y 3 trabajadores y el 81% son informales. Cerca del 60% del empleo es generado en empresas de menos de 5 trabajadores y, según el DANE, de los 5.6 millones de micronegocios, el 75.5% son cuenta propia. Así, es claro en términos estructurales los segmentos que requieren de acciones prioritarias.
La primera pregunta para hacernos es ¿por qué estos grupos poblacionales son propensos a la informalidad? En distintos grupos focales con empresarios de la microempresa realizados en Interactuar, hemos entendido que la gente no es formal por el gusto de brincarse una norma; sino que hay distintos factores que los inhiben como los costos frente a la necesidad de supervivencia en el día a día, la falta de claridad sobre los beneficios de tener su seguridad social completa, el desconocimiento, la tramitología y, desde nuestra experiencia, la falta de capacidad “gerencial” en este tipo de negocios, lo cual termina como un problema de productividad.
En Colombia, como buenos santanderistas, queremos pasar nuestras transformaciones por medio de leyes, tal cual lo describe la Misión de Empleo, no obstante, la Misión cae en ese mismo sinfín y sus propuestas se encasillan principalmente en reformas legales, las cuales quizá sean necesarias, pero pasan por alto otros dolores que se pueden ir solucionando sin tener que pasar por el Congreso. Respecto a las reformas legales, se pueden escribir otros artículos, pero no quiero pasar por alto la necesidad de desarrollar una escalera de formalización laboral que tenga en cuenta las especificidades de los micronegocios.
Adicionalmente, no deben tratarse aisladamente los asuntos empresariales y laborales, ambos son parte de una misma conversación; ya el Conpes 3956 puso unos puntos sobre formalización empresarial, pero en la presentación de la Misión de Empleo no se observa que lo hayan tenido en cuenta. Dicho documento, entre otros aportes, expresa que la formalización es un proceso multidimensional, reconoce el carácter heterogéneo de las empresas informales y su relación con la productividad, la necesidad de reducir la carga regulatoria y que la formalización es más una ruta que un puerto de llegada.
Así, hay asuntos que podemos empezar a trabajar desde ya. La educación empresarial, que no se entienda como formación para el trabajo, sino como el entrenamiento en herramientas básicas y prácticas para gestionar una empresa; hemos visto como estas herramientas mejoran la productividad, sostenibilidad y formalización. También se puede trabajar en una mayor simplificación en los trámites y en la forma de pagar los costos de la formalización laboral. Adicionalmente, es importante señalar que el reto de llevar a más personas a la formalización laboral no se logra desde un piso 20 en Bogotá, sino trabajando en el terreno, mostrándole y sensibilizando a los empresarios sobre los beneficios y oportunidades que les trae la formalización.
La microempresa tiene la capacidad de mover la generación de buen empleo y cerrar las tristes cifras de pobreza (28.4 millones de pobres), así que enriquezcamos la Misión de Empleo y los debates de los candidatos con las particularidades y realidades de la microempresa, de este modo podremos solucionar una gran parte de la situación de informalidad laboral y pobreza del país.